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SÁHARA OCCIDENTAL

Ya sólo es realista la independencia

La monarquía marroquí ha fracasado. Rodríguez Zapatero ha fracasado. Ya es imposible negar la evidencia: los saharauis no son y no quieren ser marroquíes. Esta sencilla verdad ha costado muchos muertos, desaparecidos, torturados y exiliados. Ahora está costando mucha represión.

La monarquía marroquí ha fracasado. Rodríguez Zapatero ha fracasado. Ya es imposible negar la evidencia: los saharauis no son y no quieren ser marroquíes. Esta sencilla verdad ha costado muchos muertos, desaparecidos, torturados y exiliados. Ahora está costando mucha represión.
Sólo hay que aprender de la historia reciente de la Unión Soviética para rendirse a la evidencia: un pueblo con ganas de vivir nunca puede ser derrotado, aunque se enfrente a un enemigo mucho más grande. El pueblo saharaui está vivo y tiene voluntad de seguir existiendo.
 
La Intifada saharaui constituye la rebelión más importante ocurrida en el Sáhara desde que Marruecos lo ocupó ilegalmente. Ha introducido un cambio radical en el conflicto que no sólo hace inviables los proyectos de la monarquía marroquí, sino que constituye un nuevo fracaso de la política exterior del Gobierno de Rodríguez Zapatero. El definitivo. Esta rebelión hace que la única salida realista, estable y conveniente para España sea la independencia del Sáhara Occidental. Cuanto más se tarde en llegar a este punto mayor será la catástrofe.
 
La Intifada saharaui, como toda gran rebelión, se desencadena a partir de un hecho aparentemente banal. La chispa que encendió la pólvora fue el traslado de un preso de la tétrica "Cárcel Negra" de El Aaiún a otra prisión en Agadir, 600 kilómetros al norte de la capital saharaui. El preso es El Kainan, que según la propaganda marroquí fue encarcelado por "tráfico de drogas y de emigrantes", si bien consta que fue recluido por insultar en público al sultán marroquí.
 
Ya en prisión, El Kainan rompió ante los carceleros sus documentos marroquíes y exigió que se le dieran los de pertenencia a la República Saharaui Árabe Democrática.
 
El Kainan se distinguió entre los presos por su activismo político. A fin de acabar con este peligro las autoridades marroquíes de ocupación en El Aaiún decidieron su traslado a Agadir, lejos de su familia y de otros reclusos saharauis. Una oportuna filtración de la noticia a sus parientes hizo que éstos se manifestaran ante la cárcel el 23 de mayo. A los familiares empezó a sumarse la población civil. A partir de ahí, la rebelión fue general. Marruecos, incapaz de hacer frente a la protestas, desplazó refuerzos policiales. El balance: más de 100 heridos, varios de gravedad, y algunos saharauis detenidos ilegalmente (o secuestrados), sin garantías, para poder ser torturados.
 
Manifestación (marzo) de estudiantes saharauis en Marrakech (foto tomada de poemariosahara.blogspot.com)En solidaridad con los manifestantes de El Aaiún se manifestaron el jueves 26 de mayo los saharauis de Villa Cisneros. Aquí se repitieron las manifestaciones más tarde. También en Smara tuvo que intervenir la policía, y en Bojador detuvo a varios saharauis.
 
La rebelión no se limitó al territorio del Sáhara Occidental, sino que se extendió a Marruecos. El 26 de mayo la tiranía marroquí comprobó impávida que los estudiantes saharauis de la Universidad de Rabat tomaron el testigo de la rebelión. La represión en Rabat (transmitida por las televisiones españolas) no acabó con el problema. Posteriormente se sumaron a la rebelión los estudiantes saharauis de las universidades de Marrakech, Casablanca, Agadir y Fez. Igualmente, en los territorios del sur de Marruecos históricamente saharauis o de amplia población saharaui se produjeron movimientos de protesta: por ejemplo, en las poblaciones de Tan Tan, Assa, Gulimín.
 
Desde la ocupación marroquí, sólo a partir de 1999 hubo rebeliones. Primero en El Aaiún, luego en Smara. Pero nunca, desde 1975, se había producido una generalizada. Ahora sí.
 
La Intifada ha desmentido a la propaganda marroquí. Según quería hacer creer Rabat, el país ocupante no era un "opresor", sino un "altruista" y "maternal" amigo. Las "cuantiosas" inversiones para "modernizar" el Sáhara, con grandes "sacrificios" por parte de Marruecos, serían la prueba del desinterés marroquí y conseguirían el afecto saharaui. Esta propaganda, de la que incluso se hizo eco en su momento el Ceseden (Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional) del Ministerio de Defensa español, ha sido reiterada por varios profesores, periodistas y empresarios del "lobby" español promarroquí.
 
La realidad es muy distinta: Marruecos está saqueando las riquezas del Sáhara Occidental, en este momento la pesca, los fosfatos y la arena, por este orden de importancia. El dinero gastado por Rabat en la colonia es mucho menor del que se ha sacado de allí. Precisamente por eso se ha secundado la rebelión. La "integración" del Sáhara en Marruecos no ha sido posible no sólo porque la clase corrupta marroquí quería enriquecerse a costa del Sáhara, sino porque la ocupación, además de por el saqueo, quedó marcada por las torturas y la desaparición de quienes se oponían a ella.
 
Lo nuevo es que la población ha perdido el miedo. Esta actitud se explica no sólo por razones internas saharauis, sino porque dentro de Marruecos el poder de la corrupta clase dirigente controlada por el sultán cada vez es más protestado. Los islamistas, los rifeños o la oposición democrática no están dispuestos a seguir sufriendo un régimen absolutista y despótico. Los saharauis tampoco. El resultado es que el sultán, si quiere mantener el Sáhara bajo su control, sólo puede hacerlo de una manera: violando los derechos humanos y cerrando definitivamente las puertas a la democratización del régimen. Pero eso es inviable en el largo plazo.
 
Mohamed VI y José Luis Rodríguez Zapatero.Nuestro Gobierno actual apostó totalmente por la monarquía marroquí. Por qué razones lo hizo es algo que entra dentro del terreno de la especulación, y las hipótesis oscilan entre el cumplimiento de compromisos previamente concertados con el Gobierno de Felipe González (erigido en gran mandarín del lobby promarroquí) hasta el pago de deudas por el atentado del 11-M.
 
Pero no es el momento de determinar qué motivos explican la apuesta zapateril por Mohamed VI. El hecho es que esa apuesta se hizo, y se hizo totalmente. Hasta el indignante extremo de que prominentes miembros de nuestro Gobierno culparon ¡a Aznar! de la invasión marroquí de Perejil. Hasta el degradante extremo de no contestar a las descalificaciones de Mohamed VI al anterior jefe del Ejecutivo.
 
La apuesta de Rodríguez Zapatero por Mohamed VI en la política magrebí se ha mostrado tan "acertada" como sus apuestas por Kerry en la política con USA, por la pseudo Constitución europea en la comunitaria o por Chávez y Kirchner en la hispanoamericana.
 
El hecho, el triste hecho para España, es que nuestro Gobierno decidió apoyar totalmente a Marruecos. Cuando Mohamed VI rechazó el Plan Baker para resolver el conflicto y decidió negarse a celebrar un referéndum de autodeterminación alegando que el Sáhara forma parte de la "integridad territorial", nuestro Gobierno le apoyó. Rodríguez rechazó el Plan Baker desde el momento en que reclamó un "nuevo acuerdo" (23-4-2004), mientras que Moratinos se oponía al referéndum de autodeterminación declarando lo siguiente: "Un referéndum ahora en el Sáhara causaría una crisis en todo el Magreb" (11-7-2004).
 
El resultado es que los dirigentes saharauis han manifestado públicamente su "decepción" con el Gobierno de Zapatero. España ha perdido ya cualquier posibilidad de mediar en el conflicto. No puede criticar a Marruecos porque si éste expresara, a su vez, sus críticas toda la propaganda, basada en culpar a Aznar y no a Rabat, de las malas relaciones se caería por su base. Pero si no lo condena se alinea con un régimen absolutista, oscurantista, que viola los Derechos Humanos y el Derecho Internacional y que quiere imponer un bloqueo informativo en el Sáhara.
 
El Gobierno Rodríguez no ha condenado la represión marroquí de la Intifada. El Gobierno Rodríguez no ha condenado la expulsión de políticos y periodistas del Sáhara. Rodríguez ha unido su destino a Mohamed VI. Allá él.
 
 
Carlos Ruiz Miguel, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela.
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