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ESTADOS UNIDOS

Un Congreso deplorable

No es ningún secreto que el desempeño del Congreso es infame. La encuesta anual de Gallup sobre la confianza del público en las instituciones indica que apenas el 12% de los ciudadanos confía en el Congreso, la peor cifra cosechada por institución alguna desde que se realizan estos sondeos (35 años).

No es ningún secreto que el desempeño del Congreso es infame. La encuesta anual de Gallup sobre la confianza del público en las instituciones indica que apenas el 12% de los ciudadanos confía en el Congreso, la peor cifra cosechada por institución alguna desde que se realizan estos sondeos (35 años).
Emblema de la Cámara de Representantes.
Y sin embargo seguimos eligiendo y reeligiendo sinvergüenzas, hipócritas, incapaces, mentirosos. La elección de tal o cual personaje no tiene tanto que ver con su gallardía, su integridad o su inteligencia como con su simpatía y su maña para conseguir donaciones.

Qué representantes tenemos. Pero no es de ahora el problema. Atiendan a lo que decía Mark Twain: "Imagínese que usted es idiota y que usted es congresista, y perdón por la redundancia"; ésta, en cambio, es de Will Rogers: "Cuando el Congreso hace un chiste, resulta que es una ley. Y cuando promulga una ley, resulta que es de chiste".

Yo he visto al entonces todopoderoso presidente del Comité de Comercio de la Cámara de Representantes, Tom Bliley (republicano), leer hasta las anotaciones dramáticas que le preparaban sus negros; anotaciones del tipo: "Pausa para dar énfasis". Y leer dos veces una línea duplicada. En cuanto al senador más veterano, el nonagenario Robert Byrd (demócrata), que lleva más de medio siglo en la Cámara, es tristemente célebre por su zafio vocabulario.

¿Y qué decir del próximo vicepresidente de la nación, el senador Joe Biden, que en la pasada campaña electoral se despachó con lo que sigue: "Cuando se desplomó la Bolsa [en el crack del 29], Franklin Roosevelt acudió a la televisión [para explicar lo que estaba sucediendo]". El problema es que Roosevelt llegó a la presidencia cuatro años más tarde, en 1933, y que su primera entrevista televisada no tuvo lugar hasta 1939. Algunas personas de la edad de Biden sufren ciertos lapsos, pero es que en él son harto frecuentes.

Quizá debiéramos manifestar nuestro descontento con la capacidad de nuestros representantes recurriendo a la medicina en vez de a la política. Podríamos exigir que, antes de cada proceso electoral, todos los candidatos sean sometidos a reconocimiento médico, para así poder confiar en su memoria y su racionalidad y sepamos a qué atenernos. Los legisladores no tienen que ser genios, pero yo prefiero que mi representante en Washington sea más inteligente que la gente que me encuentro en la calle, la lavandería o el supermercado.

"En el Congreso, un tercio son bandidos, dos tercios son idiotas y tres tercios, pusilánimes", sostenía el periodista H. L. Mencken. Si los sometiéramos a examen, igual podríamos impedir el paso a los ladrones, los estúpidos y los cobardes.

 
© AIPE

HENRY I. MILLER, médico y biólogo investigador de la Hoover Institution.
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