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ORIENTE MEDIO

Todo sigue igual en la Autoridad Palestina

El fallecimiento de Yaser Arafat, en noviembre, suscitó grandes esperanzas entre los que veían su maligna personalidad como el principal motivo de la intransigencia palestina. Pero quienes veíamos que el problema era mayor que Arafat –como resultado de la profunda radicalización del cuerpo político palestino– esperamos poco cambio. De hecho, cuando se eligió a Mahmud Abbás para la jefatura de la Autoridad Palestina (AP) escribí que éste "es un enemigo potencialmente mucho más formidable para Israel" que Arafat.

El fallecimiento de Yaser Arafat, en noviembre, suscitó grandes esperanzas entre los que veían su maligna personalidad como el principal motivo de la intransigencia palestina. Pero quienes veíamos que el problema era mayor que Arafat –como resultado de la profunda radicalización del cuerpo político palestino– esperamos poco cambio. De hecho, cuando se eligió a Mahmud Abbás para la jefatura de la Autoridad Palestina (AP) escribí que éste "es un enemigo potencialmente mucho más formidable para Israel" que Arafat.
Abú Mazen (Mahmud Abbás) y Yaser Arafat.
¿Cómo se ven las cosas medio año después de la muerte de Arafat? Tan mal como hubiera esperado cualquiera. Específicamente, Abbás está conduciendo inequívocamente a los palestinos a la guerra cuando se produzca la desconexión israelí de Gaza, en agosto del 2005. Considérense algunos progresos recientes.
 
Contratar terroristas como soldados. En lugar de arrestar a terroristas, como se exigió en la reunión informal sobre la tregua celebrada en febrero de 2005 entre Israel y los palestinos, Abbás ha establecido para aquellos un programa de empleo único, mediante el cual se incorporan a las fuerzas de seguridad. Associated Press explica el encantador sistema de puntos para determinar quién obtiene qué cargo: "Un diploma superior (…) vale ocho puntos, mientras que un año en una prisión israelí o en situación de prófugo vale dos puntos. Los pistoleros no obtienen crédito por el tiempo cumplido en prisiones palestinas, pero reciben puntos extra si fueron heridos por fuego del ejército israelí o si fueron demolidas sus casas". Las autoridades israelíes han aceptado incluso que lleven armas asesinos palestinos condenados.
 
Armar a los terroristas. La agencia de inteligencia militar palestina facilita a los grupos terroristas el contrabando hacia Gaza de misiles SA-7 Strela, para que sean utilizados contra la aviación israelí.
 
Incitación de la población. Como detallan exhaustivamente Palestinian Media Watch, el Centro de Estudios Especiales y Michael Widlanski, los discursos políticos, el contenido de la prensa, los sermones de las mezquitas, los libros de texto y los carteles de las paredes continúan siendo tan rabiosamente antiisraelíes y antisemitas como durante los peores días del mandato de Arafat. Por ejemplo, Ahmed Qurea, el denominado primer ministro de la AP, ha amenazado con "una explosión" por la gestión israelí de la mezquita de Al Aqsa.
 
Fingir detenciones de terroristas. Al igual que con Arafat, la AP escenifica la charada de detener terroristas con fanfarria para, después, permitirles "escapar" de prisión sigilosamente. Dos ejemplos de estas detenciones de puerta giratoria: dos tipos que participaron en un atentado suicida perpetrado en Tel Aviv el pasado febrero salieron de la cárcel en abril; la policía palestina arrestó a su primer terrorista de Hamas el 2 de mayo, pero le liberó puntualmente al día siguiente.
 
Abú Mazen y Ariel Sharon.Como resultado de estos pasos, el terrorismo palestino, especialmente el que sale de Gaza, se ha incrementado dramáticamente desde abril. Las cosas han llegado hasta tal punto que una analista, Leslie Susser, sostiene que la tregua de febrero "puede estar al borde del colapso".
 
Es difícil poner en duda la conclusión de Caroline Glick de que tanto el Gobierno de Sharon como la Administración Bush estaban "horriblemente equivocados" al apostar por Abbás. Aun así, ninguno de los dos reconoce este error, ya que, al haber destacado las buenas intenciones de Abbás, ambos se encuentran hoy profundamente implicados en el éxito de su carrera política.
 
Es probable que la desconexión israelí de Gaza, prevista para agosto, precipite nuevas olas de violencia. Una podría llegar en julio, cuando las Fuerzas de Defensa de Israel lleven a cabo un barrido masivo de Gaza para garantizar que la retirada no se produzca bajo fuego palestino.
 
Podría sobrevenir más violencia en septiembre, cuando los palestinos, con Gaza ya en sus manos, comiencen un nuevo asalto contra Israel. Presumiblemente, en ese asalto se ofrecerá el sustancial arsenal de misiles que Hamas ha estado atesorando. El comandante en jefe de Israel, Moshé Yaalón, ha predicho lo siguiente: "Inmediatamente después de la desconexión, podemos esperar un estallido del terrorismo".
 
Así es como ha dispuesto primorosamente Ariel Sharon todos los elementos para una ruina masiva.
 
Irónicamente, lo único que evitaría que este escenario se materializara sería una victoria de Hamas en las elecciones al Consejo Palestino programadas para mediados de julio. Cada vez más voces israelíes piden que la desconexión de Gaza sea pospuesta, incluso anulada, si Hamas sale bien parado, como parece probable. Por ejemplo, el ministro de exteriores de Israel, Silván Shalom, ha dicho que si Hamas gana los comicios sería "irracional" ejecutar el plan de desconexión, y permitir que ésta cree un "Hamas-stán" en Gaza.
 
En los próximos meses, pues, pueden pasar muchas cosas. El elemento común es que, hacia septiembre, la escena árabe-israelí se encontrará en un momento peor que el actual.
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