Menú
ENTREVISTA CON EL ESCRITOR EGIPCIO ALÍ SALEM

"Sin democracia nos moriremos de hambre"

Alí Salem es un hombre optimista por naturaleza. Hoy, un año después de la revolución, cree posible que la democracia arraigue en su país y está seguro de que la paz entre éste e Israel seguirá vigente, aunque él quisiera que fuera más allá de un acuerdo formal y desembocara en una colaboración plena.


	Alí Salem es un hombre optimista por naturaleza. Hoy, un año después de la revolución, cree posible que la democracia arraigue en su país y está seguro de que la paz entre éste e Israel seguirá vigente, aunque él quisiera que fuera más allá de un acuerdo formal y desembocara en una colaboración plena.

Salem es uno de los dramaturgos egipcios más conocidos. Pero ya hace años que no escribe obras de teatro; desde que empezó a desempeñarse como columnista en dos diarios de gran importancia: Asharq al Awsat, que se edita en Londres y se lee en todo el mundo árabe, y Al Masr el Yom, de gran circulación en Egipto.

Por su abierta defensa del acuerdo de paz entre Egipto e Israel, Alí Salem ha tenido que lidiar con no pocos problemas, hasta han tratado de atentar contra su vida y lo han expulsado de la Asociación de Escritores, pero nunca ha desistido de su empeño.

En conversación telefónica desde El Cairo, se le oye lleno de esperanza ante la nueva etapa que se abre en su país. Al menos en esta entrevista, intenta minimizar las dudas y destacar lo potencialmente beneficioso.

–Pregunta: Sr. Salem, estamos hablando un día después de que el nuevo Parlamento egipcio celebrara su primera sesión. ¿Cómo se siente con los cambios que se están registrando en su país?
–Respuesta: Creo que hemos comenzado a marchar por buen camino, que vamos en la dirección correcta. Hemos vivido la primera sesión del Parlamento, y eso es una buena señal. Mi esperanza es que estemos en el camino a la libertad y la democracia. La gente disfruta por primera vez de cierta sensación de libertad, sin interferencias del Gobierno, y eso es bueno. Por el bien de la paz y del bienestar regional, Egipto debe ser un país democrático. Es la única opción.

–P: Ya en esa primera sesión hubo algún acorde chocante, por causa de parlamentarios de partidos islamistas...
–R: A mí me han enseñado a lidiar con la realidad... El pueblo egipcio ha elegido a estos parlamentarios para que lo representen, y yo lo respeto. Espero que lo hagan como es debido, por el bien del pueblo egipcio.

–P: ¿Le preocupan hechos como el protagonizado por el diputado Mamduh Ismaíl, que quiso prestar juramento sin ceñirse al texto preceptivo y haciendo alusiones a Alá? Ismaíl juró respetar la Constitución siempre y cuando no supusiera una violación de "los mandamientos de Alá".
–R: Estas tendencias extremistas quisieron manifestarse, pero le aseguro que, hoy, no son las preponderantes. Quienes actuaron así fueron criticados en todos a los programas de televisión.

–P: O sea, que usted es optimista.
–R: Sí, aunque hubo quienes intentaron chafar la alegría, yo soy optimista.

–P: ¿Considera que los Hermanos Musulmanes sabrán ser pragmáticos?
–R: Sí, espero que sean totalmente pragmáticos.

–P: ¿Cuál es el futuro del acuerdo de paz entre Egipto e Israel?
–R: Nada lo amenaza. Nada. No albergo temor alguno acerca de las relaciones entre ambos países. Creo que está bastante claro que el tratado de paz ha sido mutuamente beneficioso.

–P: ¿Sería correcto decir que, aun si se comprende que hay que respetar el acuerdo porque es bueno para Egipto, puede haber una atmósfera hostil, que no se corresponda con el espíritu del mismo?
–R: Este tipo de tensiones existen, pero no afectarán a las relaciones bilaterales. He leído en la prensa egipcia que en la nueva conferencia electrónica por la paz participan 9.000 jóvenes egipcios. Esto es algo nuevo y, creo yo, alentador.

–P: ¿Qué ha dado ese acuerdo a Egipto?
–R: Ah... trajo la paz. La propia paz ya es una ganancia. La paz en sí misma es un objetivo. Tenemos bastantes enemigos que combatir en nuestra propia sociedad: las enfermedades, la ignorancia, los problemas económicos... Estos son los verdaderos enemigos. Y todos saben –creo que lo comprenden en Estados Unidos y en todas partes– que lo que pasa en Egipto es un reflejo de lo que puede pasar en toda la región.

–P: ¿Cree entonces que no hay nada que temer en lo relacionado con el futuro del tratado de paz?
–R: Al menos, nadie está llamando a una guerra contra Israel. El gobierno dice que respetará el acuerdo, y eso es muy importante.

–P: Usted ha tenido no pocos problemas por su apoyo a la paz con Israel...
–R: Sí, los he tenido. En Egipto, si uno se aparta un tanto de la corriente, si uno piensa diferente, tiene problemas. Pero ahora estoy bien.

–P: ¿Cree que dejarán de producirse situaciones típicas de los tiempos de Mubarak, como el amedrentamiento por parte de los servicios secretos de los egipcios que solicitaban un visado en la embajada de Israel?
–R: Recordemos que éste es un momento tenso. Hay que tener paciencia. Tengo confianza en que las cosas cambien.

–P: ¿Considera que Egipto puede llegar a ser una democracia plena?
–R: Sí, porque sin democracia nos moriremos de hambre. La libertad es esencial para todos aquellos que quieren vivir y relacionarse con el mundo. La libertad no es una inscripción en una tumba, no es un poema... Es la vida misma.

–P: ¿Y para que eso se concrete tiene que garantizarse que el ejército no cumpla un rol central?
–R: ¿El ejército egipcio?

–P: Sí... Hay gente que protesta y sostiene que de la represión en tiempos de Mubarak se ha pasado a la represión del ejército.
–R: Hay que recordar que el 25 de enero del año pasado, cuando estalló la revolución, el ejército impidió que miles de manifestantes fueran asesinados en la plaza Tahrir. En el momento crucial, el ejército apoyó a los egipcios, no a Mubarak. Y creo que nadie tiene derecho a ignorar este hecho.

–P: ¿Cómo ve usted la situación general de la región?
–R: Nadie está seguro, nadie puede estarlo, del porvenir. Estamos todos tensos por la situación en Siria, por el rol del gobierno iraní en la región... Tenemos miedo y no sabemos qué deberemos esperar. Nadie puede realmente predecir lo que pasará. Son días de mucha tensión y muchos miedos.

–P: Usted ha estado muchas veces en Israel, ¿verdad?
–R: Por supuesto... Yo diría que más de doce veces. De hecho, hace tiempo escribí un libro titulado Viaje a Israel, que dentro de poco será traducido al alemán.

–P: ¿Cómo se sintió en Israel?
–R: Me sentí como un vecino, en el más amplio significado de la palabra. No me hicieron sentir un extraño, sino entre amigos. Extremistas hay siempre, en todos lados y en todas las religiones, pero yo no he tenido ningún problema con nadie y me he sentido sumamente bien en Israel.

–P: Su último viaje fue hace ya tiempo...
–R: Es verdad. En 1994, todo parecía estar al alcance de nuestras manos, pero a partir de entonces las cosas fueron mal. Sin embargo, siento que he hecho algo bueno por las relaciones entre nuestras naciones, y eso es una gran cosa.

–P: Ha hecho, y mucho... Entonces, ¿cuándo volverá a Israel?
–R: No en estos días. Ahora estoy ya muy mayor y no me resulta fácil el movimiento, pero cuando llegue el momento, volveré.

–P: No es mayor, Alí. A los 76, seguro que todavía tiene mucha energía. Pero, de todos modos, le deseo que llegue hasta los 120 con salud.
–R: (Risas) ¡Muchísimas gracias!

 

© Por Israel - Semanario Hebreo 

0
comentarios