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URUGUAY

Operación Milagro

A raíz de la puesta en práctica de la Operación Milagro hemos presenciado cosas realmente asombrosas. Si habláramos en términos literarios, diríamos que se trata de una trama representativa de lo real maravilloso; en términos más prosaicos, señalaríamos que estamos viviendo en una república bananera.

A raíz de la puesta en práctica de la Operación Milagro hemos presenciado cosas realmente asombrosas. Si habláramos en términos literarios, diríamos que se trata de una trama representativa de lo real maravilloso; en términos más prosaicos, señalaríamos que estamos viviendo en una república bananera.
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez.
Desde que el actual presidente, el médico Tabaré Vázquez, asumió el poder, el Gobierno se ha apresurado a firmar varios convenios tanto con Cuba como con Venezuela. La Operación Milagro es uno de esos acuerdos de cooperación: se trata de una iniciativa financiada por Fidel Castro y Hugo Chávez por la cual oftalmólogos cubanos operan de cataratas en Uruguay.
 
Con la misma urgencia que firmó los tratados trajo el Gobierno a los especialistas cubanos. A propósito de ello, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) emitió un comunicado en el que podía leerse: "No es admisible el ejercicio de la medicina por personas no habilitadas por la normativa vigente". Es, realmente, una situación insólita. Nosotros creíamos que las autoridades eran las encargadas de vigilar que las normas se cumplan, y que los profesionales extranjeros que ejerzan sin obtener previamente la reválida sean perseguidos y castigados.
 
En esto se aprecia la importancia de la descentralización del poder. Porque la encargada de certificar si un profesional está capacitado o no para ejercer la medicina es la Escuela de Graduados de la estatal Facultad de Medicina, y, según reportes de prensa, la comisión asesora designada para la expedición de reválidas a los médicos cubanos que trabajan en el Hospital de Ojos recomendaría no revalidar los títulos de éstos. Integrantes de la misma consideraron que la documentación no es "idónea" para establecer que los programas de estudio uruguayo y cubano sean "razonablemente equivalentes".
 
La ministra de Salud Pública reaccionó declarando que había enviado a Vázquez un proyecto de decreto para revalidar automáticamente los títulos de los médicos cubanos. Sin embargo, el presidente de la Escuela de Graduados señaló que, aunque el Ejecutivo los habilite, la reválida es un proceso "separado y diferente" que se seguirá en la Facultad de Medicina.
 
El Ministerio de Salud Pública difundió recientemente el decreto que habilita a los médicos cubanos a ejercer como oftalmólogos en el Hospital de Ojos antes de obtener la reválida. La norma crea un registro temporal, mientras la misma es otorgada. Será aplicada a los médicos que tengan un título habilitado por el MSP, que desempeñen funciones en el marco de un convenio binacional y que ya hayan iniciado el trámite de reválida. Entre tanto, la Asociación Médica Mundial ha expresado que condena "toda acción de los gobiernos en las políticas y prácticas que socave o pase por alto las normas aceptadas de acreditación y atención médica".
 
Frente a tanta desesperación por habilitar a los galenos cubanos, incluso a riesgo de caer en el ridículo, es de rigor preguntar: ¿acaso faltan médicos? Según datos de la Organización Panamericana de la Salud, Uruguay es el segundo país de la región –después, precisamente, de Cuba– en número de médicos: cuenta con 37 por cada 10.000 habitantes. Se considera que esa cantidad es excesiva. Bajos salarios y varios trabajos es la ominosa realidad con la cual tienen que vivir la inmensa mayoría de los médicos. A los recién graduados les cuesta mucho conseguir empleo. A eso hay que agregar que un porcentaje significativo de los ocupados corre grave riesgo de quedar desempleado. Es por eso que muchos optan por emigrar.
 
Woody Allen exclamaría, sin duda: ¡bananas!
 
 
© AIPE
 
HANA FISCHER, analista política uruguaya.
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