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ESTADOS UNIDOS

Lo que Sarah Palin ha aprendido

No hay quien entienda a los demócratas. Querían que Sarah Palin se dedicase a estudiar los asuntos públicos y aprendiera sobre ellos, y ahora que lo ha hecho y así nos lo ha demostrado, resulta que tampoco están contentos.

No hay quien entienda a los demócratas. Querían que Sarah Palin se dedicase a estudiar los asuntos públicos y aprendiera sobre ellos, y ahora que lo ha hecho y así nos lo ha demostrado, resulta que tampoco están contentos.
Sin duda, pensaban que con su dimisión como gobernadora de Alaska había arrojado la toalla y desistido ya de desempeñar un papel importante en la vida política estadounidense. Nada más lejos de la realidad: Sarah Palin es una luchadora nata, y abandonar no es parte de su vocabulario.

La causa de este berrinche demócrata contra Palin es su intervención en la reciente tormenta política desatada en torno a la propuesta de reforma de la Sanidad estadounidense, la HR 3200. Una intervención muy peculiar, ya que se reduce a cinco notas publicadas por Palin en el intervalo de una semana del mes de agosto en su página de Facebook, que han dado como resultado más visible la retirada de una sección de la propuesta, la 1233, ya conocida por todos como la del death panel, o sea el panel de la muerte. Y ello a pesar de las protestas de los demócratas y sus aliados mediáticos, que han tachado a Palin de alarmista. Sin embargo, otro resultado más relevante que la mera enmienda es que ha sido ella quien ha puesto en alerta a los estadounidenses sobre lo que está pasando en Washington, revelándoles el verdadero calado de toda la propuesta, no sólo de una de sus partes, y cómo va a afectarles si al final es aprobada.

Muchos de los que seguimos a diario a Sarah Palin ya lo advertimos cuando ésta anunció su dimisión: quienes ahora ríen pueden acabar llorando. Y así ha sido. Libre de las servidumbres impuestas por su antiguo cargo, Sarah Palin no tiene ya que plegarse a nada ni a nadie y ha irrumpido en la política nacional con todas las consecuencias, pudiendo decirse que ya nada volverá a ser como antes. Obama por fin tiene un rival.

¡Y qué rival! Su primera nota en Facebook, la del día 7 de agosto, la que saltó a las portadas de todos los medios de comunicación, es impecable: breve, argumentada, precisa, irónica y contundente. Y encima se permite el lujo de citar a Ronald Reagan. Todo un derechazo. Su mención del death panel fue el titular perfecto y la espoleta que hizo estallar la mina que supuso para la propuesta de reforma el informe de la Oficina Presupuestaria del Congreso en el que se preveía un coste de, como mínimo, un billón de dólares para convertirla en realidad.

Barack Obama.Realmente, ninguna otra palabra o expresión hubiera podido llamar la atención como lo hizo death panel, ni resumir con tanto acierto la esencia de la propuesta con el objetivo de que los estadounidenses se revolviesen y, así, lograr que este Obamacare acabe siguiendo el mismo camino que aquel Hillarycare de los noventa, otra intentona demócrata no tan siniestra pero igual de intervencionista.

Y si este Obamacare está herido de muerte, gracias sobre todo a Sarah Palin, ésta ha conseguido además otro par de triunfos que redundan en su propio beneficio. El primero, y uno que yo ansiaba ver desde hace tiempo, es que Obama la ha reconocido como rival, al tener que salir al paso cuatro días después de su primera nota en Facebook para responderle en persona, invistiéndola así de alguna manera como líder de la oposición republicana. Una líder muy curiosa, porque no es más que una ciudadana particular sin ningún cargo público, pero la única que tiene la capacidad, la voluntad y, sobre todo, el respaldo popular necesario para serlo. En consecuencia, las opiniones de Sarah Palin empiezan a arrastrar cada vez más al GOP, cuyo chairman, Michael Steele, tuvo que respaldarla públicamente, al entender que, mientras los votos de los estadounidenses sigan valiendo todos lo mismo, es una locura pretender dejar a un lado a la única persona que todavía puede apelar a la base social del partido y movilizarla en un sentido u otro.

El otro triunfo, éste más a largo plazo, es lo que yo considero que será una mejora en la manera en que muchos estadounidenses ven todavía a Sarah Palin, una visión tan influida hasta ahora por una avalancha de Palin smears y ethic complaints. Su demostración de oficio político, al haberse leído el mamotreto de más de 1.000 páginas de la dichosa propuesta de reforma, descubriendo y señalando su punto más polémico, la sección 1233, cuyo alcance comprendió inmediatamente, demuestra que se trata de una política muy competente. Y hábil, además, pues ha sido capaz de explicárselo a los estadounidenses en una nota de tan sólo 316 palabras, sin que le importara el revuelo que iba a provocar y dejando en evidencia que donde los demás políticos demuestran tener sólo ambiciones, ella tiene opiniones. Y agallas para defenderlas, que es lo que buscamos en nuestros representantes.

La batalla por la reforma de la Sanidad es uno de los proyectos estelares de Obama. Su fracaso afectará inevitablemente a su imagen y sus apoyos. De hecho, ya le está afectando, porque las encuestas no dejan lugar a dudas: el votante independiente está desertando de sus filas, asustado por lo que está descubriendo de él. Y si otra encuesta revela que los estadounidenses creen más a los republicanos que a los demócratas en todo lo referido a la reforma de la Sanidad, está claro que la batalla por el derecho a la vida, el más importante, que estaría en cuestión si algún día se llegase a permitir que sea el Estado quien tome las decisiones sobre nuestra propia salud, se ha dado bien.

Cinco tortazos en Facebook y Sarah Palin ha noqueado a Obama. Después de una campaña electoral en la que tuvo que sufrir a los tibios asesores de John McCain, cabe celebrar que ahora Palin pueda actuar sin condicionantes y sin la carga de su puesto público en Alaska. El resultado salta a la vista: Palin se mueve bien y pega mejor. Y el combate no ha hecho más que comenzar.


© Semanario Atlántico

BOB MOOSECON (moosecon@semanarioatlantico.com), autor del blog Conservador en Alaska.
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