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ORIENTE MEDIO

Las amenazas y los valores

El protocolo por el que Rusia suministrará a Irán el combustible preciso para poner en marcha su ansiado reactor nuclear suma motivos para la preocupación en Oriente Medio. Putin se da por satisfecho con la garantía iraní de devolver el material sobrante, de modo que no pueda extraerse plutonio. Sin embargo, cabe preguntarse por qué Teherán rechazó la propuesta del G8, que era más que suficiente en el caso de que sólo deseara utilizar el reactor de Bushehr con fines civiles.

El protocolo por el que Rusia suministrará a Irán el combustible preciso para poner en marcha su ansiado reactor nuclear suma motivos para la preocupación en Oriente Medio. Putin se da por satisfecho con la garantía iraní de devolver el material sobrante, de modo que no pueda extraerse plutonio. Sin embargo, cabe preguntarse por qué Teherán rechazó la propuesta del G8, que era más que suficiente en el caso de que sólo deseara utilizar el reactor de Bushehr con fines civiles.
El sirio Bachar Assad y el iraní Mohamed Jatami.
Dados los precedentes, no es descabellado pensar que Putin está simplemente coleccionando cromos canjeables por más privilegios y ayudas occidentales, reuniendo variables con las que negociar en cualquiera de sus múltiples centros de interés. Putin sabe que cuanto más cerca estén sus variables negociadoras de lo que Estados Unidos ha decidido convertir en el centro de su estrategia global, más posibilidades tendrá de obtener un buen precio cuando finalmente ceda.
 
Lo fundamental es, sin embargo, constatar cómo se va extendiendo paulatinamente entre todos los actores la convicción de que resulta absolutamente inútil oponerse a la estrategia de defensa y valores de Bush, que va a seguir con su plan de democratización de la zona. Precisamente porque va en serio, el ambicioso plan se desarrollará asegurando cada paso.
 
Portada de THE CASE FOR DEMOCRACY.Una vez obtenido su segundo éxito electoral, George Bush ha dejado de tener problemas con Francia y Alemania. Chirac y Schroeder no son Zapatero, por fortuna para ellos y para desgracia nuestra, y entienden perfectamente lo que está sucediendo en el mundo, el advenimiento de la revolución teorizada por el ministro israelí Natan Sharansky en The case for democracy, la obra de referencia de Aznar, la que inspiró el discurso de toma de posesión del presidente de los Estados Unidos hace unos meses; la obra de un disidente soviético llegado a Israel en los años ochenta para proclamar por primera vez de forma creíble y sin sonar a ingenuo voluntarismo la universalidad de la democracia.
 
No es extraño que esa voz se escuche con especial atención después de haber impuesto Bush, contra viento y marea, una cuña democrática, la del nuevo Irak, en el corazón de las tiranías, del genocidio y del horror. Y contra todo pronóstico ahí están, tras votar en masa los nuevos ciudadanos, construyendo el futuro democrático donde nunca pareció posible. Justo entre los dos países que constituyen las principales amenazas de esta etapa histórica: Irán, que no renuncia a sus planes nucleares, y Siria, que se resiste a dejar de seguir moviendo los hilos del terror antijudío, a perder su protectorado sobre el Líbano. Irán y Siria, Siria e Irán, ambas gobernadas por criminales del viejo paradigma, ambas condenadas al fracaso.
 
En el nuevo clima creado tras la muerte de Arafat, la esperanza regresó a los corazones de israelíes y palestinos. Sí, la inmensa mayoría de palestinos desea fervientemente la vuelta a una paz que significará, entre otras cosas, la recuperación de las actividades con las que se ganan la vida, ligadas al comercio y al turismo, y que se han visto reducidas a su mínima expresión desde el estallido de la segunda Intifada, en el año 2000.
 
La conciencia de que la mayoría de sus vecinos palestinos desean la coexistencia pacífica está plenamente extendida en Israel, sin distingos de color político. Esto no es óbice para comprender hasta qué punto puede ser desestabilizadora la labor de los que, además de con una combativa y cegada minoría, cuentan con los extraordinarios recursos que mueven el entramado secreto del islamismo. Si algo está claro es que desde Arabia Saudí se organiza, mediante la financiación de las mezquitas en Oriente y Occidente, un sistema reticular de base religiosa que se expande hacia todas las áreas vitales de la comunidad que los tiránicos Estados árabe-islámicos ignoran sistemáticamente: la salud, la educación, las ayudas financieras.
 
Si alguien desea hacerse una idea de la magnitud de lo que se está moviendo en nuestros propios países al amparo del general desconocimiento del idioma árabe debería echarle un vistazo a www.memri.org. Uno de sus investigadores, el especialista en lucha contraterrorista y general israelí Shalom Harari, nos mostró hace poco en Tel Aviv a un grupo de estupefactos españoles las fotos de una mezquita en Gibraltar, donde no hay más que dos familias musulmanas. ¿Qué hace ahí esa mezquita? Recordar el lugar por donde comenzó la invasión musulmana de la Península Ibérica. Es un aviso.
 
Mahmud Abbas (Abú Mazen), presidente de la ANP.En el nuevo clima que se vive en Israel empieza a ser reconocida la genuina voluntad de paz de Abu Mazen y de alguno de sus hombres, como Dahlan. El resto de Abus, como les llaman los propios árabes israelíes, ya es otra cosa. La primera gran crisis tras el apretón de manos Sharon-Mazen y la liberación de quinientos presos palestinos sin delitos de sangre fue el atentado del 25 de febrero frente a la playa de Tel Aviv, con cuatro muertos y medio centenar de heridos.
 
Si se hubiera confirmado la autoría de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, dependiente de Al Fatah, el proceso de paz se habría visto envuelto en serios problemas. Pero el Gobierno israelí y la Autoridad Nacional Palestina han coincidido en culpar a Siria.
 
Así quedaría, pues, el cuadro de las principales amenazas: a largo plazo, Arabia Saudí, financiadora de un islamismo combativo y expansivo a nivel mundial; a medio plazo, Irán, que no renuncia a sus planes nucleares; a corto plazo, Siria, convulsa desde el reciente asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri. La Siria hacia la que todo el mundo mira en busca de responsables del terrorismo, la Siria que confía en un equilibrio regional que ya no existe. Muchos pequeños actores tratan de mantener sus privilegios mientras los grandes actores han perdido el miedo escénico y dicen en voz alta, por primera vez en muchas décadas, que piensan actuar de acuerdo con valores.
 
Por eso los regímenes iraní y sirio tienen los días contados. La única duda se refiere a este punto: ¿sobre cuál de ellos actuará directamente Israel? ¿Actuará preventivamente sobre el reactor iraní, tal como hizo en su día con el reactor que los franceses habían ayudado a construir en el Irak de Sadam? ¿Actuará en Siria, apagando de una vez por todas ese foco de guerras y atentados sin cuento que, por primera vez, carece de apoyos significativos dentro del propio frente palestino?
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