Menú
AMÉRICA

La OEA y sus prácticas de república bananera

La todavía no resuelta crisis de la democracia en Honduras no era tal hasta que los extranjeros se entrometieron. Los intrigantes y sus motivaciones son la verdadera crisis. Han armado un berenjenal en el país centroamericanos, pero los estragos serán mayores cuando apunten contra países más grandes.

La todavía no resuelta crisis de la democracia en Honduras no era tal hasta que los extranjeros se entrometieron. Los intrigantes y sus motivaciones son la verdadera crisis. Han armado un berenjenal en el país centroamericanos, pero los estragos serán mayores cuando apunten contra países más grandes.
El principal provocador ha sido la OEA, dirigida por su secretario general, José Miguel Insulza, y respaldada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el secretario general de la ONU y otros actores internacionales, tanto políticos como económicos. Todos ellos rechazaron al nuevo régimen hondureño, al que calificaron de "antidemocrático" e "inconstitucional", y exigieron la inmediata e incondicional restauración del expulsado presidente Manuel Zelaya. La OEA amenazó con expulsar a Honduras de su seno en caso de que no fuese restaurado Zelaya en los tres días posteriores a su deposición, pero Honduras ya había renunciado al referido organismo.

Desde el primer momento, Insulza adoptó el camino de la confrontación, las amenazas y la polarización. Pero lo verdaderamente vergonzoso no es que Insulza haya tenido motivos personales para actuar así, sino que todos los países miembros de la OEA lo apoyaron, convirtiendo dicho foro en la Organización de Estados-Ovejas.

Mel Zelaya.En primer lugar, es esencial y sencillo comprobar la legalidad de la expulsión de Zelaya, y que no hubo un golpe militar. Como declaró el abogado hondureño Octavio Sánchez, cuando Zelaya ordenó realizar una encuesta sobre cambios al período presidencial, "disparó una disposición constitucional (artículo 239) que automáticamente lo removió de su cargo". Por lo tanto, no tenía que ser impugnado y destituido, ya que él mismo lo había hecho.

Los militares lo sacaron del país, procedimiento legal pero que resultó ser un error, porque se dio la apariencia de que se trataba de un golpe, lo cual ha sido manipulado y aprovechado al máximo por ideólogos que quieren a Zelaya de nuevo en el poder, para que siga avanzando en medidas autoritarias y populistas al estilo Chávez.

El mensaje proveniente de Honduras es que los organismos internacionales pueden hacer mucho daño con sus irresponsables y destructivas intromisiones en los asuntos de naciones independientes. La OEA no solamente encabezó los ataques, sino que lo hizo de manera escandalosamente hipócrita, reafirmando su defensa de la "no intervención en los asuntos internos de otros Estados".

Así las cosas, las directrices que se han de seguir son éstas:
1) Acate la regla establecida pero ignorada de la OEA de no interferir en los asuntos internos de otros países miembros.

2) Infórmese primero y no anuncie sanciones contra países si no sabe lo que está pasando en ellos.

3) Reconozca que las constituciones y gobiernos existen para servir a ciudadanos y residentes en su territorio con sus diferentes historias y tradiciones.

4) No permita que políticos partidistas secuestren sus instituciones y sigan las instrucciones de los pandilleros de Chávez.

5) Si usted es tan ignorante que no sabe diferenciar entre un cambio de la Constitución y un golpe militar, deje el periodismo y el análisis político.
Quienes están apostando a políticas bananeras son Zelaya, Insulza, Chávez, la ONU y la OEA, no el gobierno de Tegucigalpa.


© AIPE

WILLIAM RATLIFF, académico de la Hoover Institution (Universidad de Stanford).

Temas

0
comentarios