Menú
AMÉRICA

La gran tragedia de Haití

Hay quien espera que el número de víctimas mortales del terremoto de Haití llegue a 200.000. ¿Por qué murió tanta gente? En el que sacudió Loma Prieta (norte de California) en 1989 murieron 63 personas y 3.757 resultaron heridas, a pesar de que fue más violento (7,1 frente a 7,0 en la escala de Richter). En cuanto al que devastó San Francisco en 1906, fue de 7,8 grados y costó 3.000 vidas.

Hay quien espera que el número de víctimas mortales del terremoto de Haití llegue a 200.000. ¿Por qué murió tanta gente? En el que sacudió Loma Prieta (norte de California) en 1989 murieron 63 personas y 3.757 resultaron heridas, a pesar de que fue más violento (7,1 frente a 7,0 en la escala de Richter). En cuanto al que devastó San Francisco en 1906, fue de 7,8 grados y costó 3.000 vidas.
La tragedia que ha sufrido Haití forma parte de una aún más espantosa: la horrible pobreza del país. La razón por la que los desastres naturales no matan a tanta gente en Estados Unidos se debe a que nuestra prosperidad nos permite construir mejores viviendas y edificios mucho más sólidos. Además, contamos con el personal de emergencia, la maquinaria pesada y los servicios médicos necesarios para reducir el sufrimiento de la gente y el número de víctimas. Los haitianos no disponen de nada de eso.

El presidente Obama se refirió al terremoto de Haití como algo "especialmente cruel e incomprensible". Hubiera estado más certero diciendo que el clima político y económico que padecen los haitianos deja a éstos inermes ante los desastres naturales; esto también es "especialmente cruel e incomprensible".

Haití es uno de los países más pobres del mundo debido a las restricciones que padece allí la libertad económica. Según el Índice 2009 de Libertad Económica, en Haití los inversores foráneos necesitan una autorización para invertir en electricidad, agua, salud pública y telecomunicaciones. Los permisos suelen obtenerse mediante el soborno de funcionarios, lo cual conduce a la creación de caducos monopolios. La corrupción, por tanto, campa por sus respetos: en la lista de Transparencia Internacional, ocupa el 177º lugar (de 179).

Esos niveles de corrupción representan un obstáculo formidable para el intercambio comercial. Los funcionarios aduaneros exigen sobornos para permitir el ingreso en el país de mercancías importadas. El Índice de Libertad Económica de la Heritage informa de que, en promedio, se necesitan 195 días para cumplir con las costosísimas y tortuosas regulaciones para poner en marcha una empresa en Haití; el promedio mundial es de 38 días. Por lo que hace a obtener una licencia para poder operar un negocio, suele llevar más de tres años.

Por si fuera poco, en Haití los niveles de delincuencia y criminalidad son pavorosos. Mucho tiempo antes del infausto terremoto, el Departamento de Estado norteamericano informaba de que "no hay áreas seguras" en el país. El crimen y la delincuencia resultan representan un impuesto prohibitivo para el desarrollo económico haitiano, y los más perjudicados son los pobres.

El respeto por la propiedad es vital para el desarrollo y el crecimiento económico. El Índice de Libertad Económica reporta que la protección a la propiedad y a los inversionistas deja mucho que desear en Haití debido al mal funcionamiento y los escasos recursos de la Justicia. Así las cosas, los pleitos entre comerciantes a menudo no se resuelven ante un juez, sino sobornando a funcionarios públicos.

Las naciones donde funciona el libre mercado tienen un ingreso per cápita más alto, y en ellas se respetan los derechos humanos. Lamentablemente, al presidente haitiano, René Préval, no le entusiasma la libertad económica, y sus héroes son los brutales tiranos comunistas del hemisferio: Hugo Chávez y Fidel Castro.

Para hacer frente a la tragedia es necesario el envío inmediato de ayuda externa, pero habrán de ser los propios haitianos los que tengan que luchar contra la pobreza con que les castigan sus infames gobernantes.


© AIPE

WALTER WILLIAMS, profesor de Economía en la Universidad George Mason.
0
comentarios