Menú
LAS GUERRAS DE TODA LA VIDA

La entrada en Gaza

Leo a Gabriel Albiac, a Ana Nuño, a Jaime Naifleisch, a Juan Carlos Girauta, por orden de recepción de mails. Comparto observaciones de todos ellos, mis amigos, mis compañeros en la batalla constante por Israel, su derecho a existir y, sobre todo, a defenderse.

Leo a Gabriel Albiac, a Ana Nuño, a Jaime Naifleisch, a Juan Carlos Girauta, por orden de recepción de mails. Comparto observaciones de todos ellos, mis amigos, mis compañeros en la batalla constante por Israel, su derecho a existir y, sobre todo, a defenderse.

Por supuesto, y lo digo aunque no haga falta decirlo a mis lectores habituales, la acción del Tsahal en Gaza me parece impecable. Como resume Albiac:

En tres minutos y treinta y seis segundos, la aviación israelí aniquiló la práctica totalidad de los cuarteles de Hamás en Gaza. Dio muerte a un número no menor de trescientos milicianos de uniforme. Eliminó a varios jefes militares enemigos. Sin apenas producir bajas civiles.

La prensa en español ha dado, sin embargo, en estos días pruebas de su miseria esencial; basta leer el exabrupto de Pedro J. Ramírez mezclando los acontecimientos de Gaza con algunos macrochoriceos en los que han intervenido judíos con dinero que bien poco tienen en común con los israelíes sobre los cuales caen los misiles de Hamás, como no sea el hecho de estar (en su mayoría, ni siquiera en su totalidad) circuncidados. Pero Ramírez hace antisemitismo de los años veinte y sólo le ha faltado ilustrar su texto con algún dibujo alusivo de judío de nariz ganchuda y pilas de dinero. Pero, desde luego, no es el único. Han llovido a mares textos de progresistas y biempensantes sobre los pobres palestinos y los malvados hebreos.

Y aquí es donde quiero reproducir el correo que me ha enviado Jaime Naifleisch:

Es público y notorio que ni la ANP ni la Liga Árabe han salido en defensa de Hamás como sí lo ha hecho la progresía reaccionaria eurocristiana con sus "denuncias" de "genocidio" contra "el pueblo palestino" que no son defensa de los palestinos sino ataque contra Israel.

Es público y notorio que este producto ya no vende como antes, mucho han ido haciendo los islamistas y proislamistas en el mundo, y en el mundo islámico contra los propios musulmanes, que han quitado vendas y burkas de los ojos de muchos.

Los manifestantes ya son escasos, y no faltan medios de prensa (La Vanguardia en España, no pocos en Europa) que incluyen información y noticias junto a la hasta ahora monopólica propaganda antiisraelí –que no excluye judeofobia tradicional (como viñetas con rabinos narigudos y asesinos, tipo Ventura en ese mismo diario catalán).

Tal vez por eso recrudece el envío de mails anónimos con terribles amenazas, como los que muchos estamos recibiendo.

(Creo que en este último párrafo Jaime se refiere a sí mismo, a los que he mencionado al principio de esta nota y también a nuestro común amigo Pedo Gómez-Valadés, que sostiene con su cuerpo y su alma y unos pocos amigos la Sociedad de Amistad Galicia-Israel).

Pues sí: la patología suicida de Occidente ha llegado hasta ese extremo.

No se trata ya de que el degradado pensamiento de la progresía se limite a reproducir jaculatorias de los vociferantes ayatolás iraníes o de los dirigentes de la OPEP, sean árabes, africanos, rusos o venezolanos, sino de que ahora generan basura propia. Levantan la voz que, en este caso, por obvio y por incómodo para todos, no levantan ni la Liga Árabe (la organización que prometió en 1948 "echar a los judíos al mar") ni la ANP, interesada, al parecer, en montar algo que se asemeje a un Estado. Los jordanos, los egipcios, los sirios, están cansados.

Y la pulsión tanática que lleva a tantos occidentales a seguir la estela de Al Qaeda, Hamás, Hezbolá y otras organizaciones ya no domina por entero entre los palestinos. Jaime Naifleisch da en el clavo cuando da cuenta de una de las razones de la limpieza con que el ejército israelí ha intervenido en Gaza:

Es evidente que son muchos los palestinos gazíes que encuentran el modo de informar a Tsahal sobre arsenales, talleres, bases de lanzamiento y refugios de líderes, que explican buena parte de la precisión israelí.
Ni eso basta. Es probable que la alianza de civilizaciones, de la que el presidente de la sonrisa es adalid, no muera a manos de nuestras modestas y casi inaudibles diatribas en la prensa y en los libros, que poco se leen, sino a manos de los propios musulmanes, que ya no están dispuestos a aliarse según con quién. Con Hamás, a todas luces, ya no. Y no sólo en Gaza. Ellos, a diferencia de muchos de nosotros, están decididos a sobrevivir.

No sé si la entrada por tierra del Tsahal en Gaza era imprescindible, cosa que Naifleisch cuestiona: "El hacinamiento demográfico gazí –hijo directo de la guerra de vientres exigida por los clérigos a las familias– dificulta la distinción de objetivos. Más cuanto más recurren los milicianos a los civiles como escudos. Los israelíes que sean capturados con vida tienen asegurada la tortura más horrible". Pero sí sé que en este momento, como él mismo señala en otra parte de su análisis, todo esto tiene que ver con "las necesidades de los palestinos de la OLP/Fataj de recuperar el control de Gaza, porque no osan por sí mismos contraatacar a los palestinos que los han masacrado y expulsado de la Franja". Israel no está obligando a este languideciente mundo nuestro a negociar con los árabes en su nombre: está obligando a los palestinos a negociar entre ellos para hace viable un Estado en la zona que le asegure su propia continuidad.

Cierro este artículo con las palabras con las que Naifleisch cierra su correo:
Sólo Israel puede defender a Israel. Confiemos en que lo haga lo mejor posible. Muchos, en el mundo, dependemos de ello, sólo los israelíes combaten. Que sus líderes estén bien iluminados.
0
comentarios