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IRAK

Ganamos… ¡otra vez!

¡Ganamos de nuevo! Por segunda vez, el pueblo iraquí demostró que los principales medios occidentales, los islamistas radicales, los manifestantes contra la guerra nihilistas y ególatras, los demócratas resentidos y los neoaislacionistas están equivocados: el referéndum sobre la nueva Constitución fue exitoso. La minoría suní participó en los comicios, y aquellos de entre ellos que votaron “no” se vieron desbordados por el resultado positivo.

¡Ganamos de nuevo! Por segunda vez, el pueblo iraquí demostró que los principales medios occidentales, los islamistas radicales, los manifestantes contra la guerra nihilistas y ególatras, los demócratas resentidos y los neoaislacionistas están equivocados: el referéndum sobre la nueva Constitución fue exitoso. La minoría suní participó en los comicios, y aquellos de entre ellos que votaron “no” se vieron desbordados por el resultado positivo.
Irak tendrá su nueva Constitución. La intervención transformadora liderada por el presidente George W. Bush y el primer ministro Tony Blair prevalecerá. El auge global de la revolución emergente continuará, centrándose en los vecinos de Irak: la Arabia Saudí monárquica, la Siria estatista y el teocrático Irán.
 
¿Durante cuánto tiempo entenderán mal el relato post-11S los medios occidentales, antes de comprender que ellos mismos son una parte importante del problema?
 
Durante muchos meses, los principales medios y sus aliados políticos han adoctrinado al mundo con mentiras despreciables:
 
– Que el terror wahabí en Irak, financiado por y reclutado entre saudíes radicales, era "una insurgencia" o "una resistencia" causada por las acciones del presidente Bush.
– Que los árabes suníes de Irak respaldaban la presunta insurgencia, se oponían en bloque al proceso constitucional y evitarían su conclusión.
– Que la persuasión antichií por parte de los gobernantes saudíes y de otros suníes sellaría la oposición suní a la nueva realidad de Irak.
 
Los acalorados debates a que asistí en las últimas semanas, en lugares como Washington o Yakarta, se centraban en las mencionadas afirmaciones. Los musulmanes sabían que los suníes preferirían aprovechar su nuevo derecho de sufragio, y que favorecerían un orden constitucional en Irak, antes que la violencia continuada. La intromisión de los saudíes era considerada embarazosa y chabacana. Los líderes musulmanes con los que me reuní estaban más interesados en el futuro del fenómeno chií-con, es decir, de los chiíes iraquíes alineados con los neoconservadores norteamericanos.
 
¿Que significa ser un chií-con? Nada muy distinto de lo que significa ser un neoconservador ordinario: creencia inquebrantable en la responsabilidad gubernamental y personal, en la soberanía popular, en el espíritu emprendedor y en dar lugar a la religión en la vida pública. Los intelectuales suníes con los que me reuní señalaron que "neocon" se ha convertido en un término insultante en el mundo musulmán no menos que en Occidente. Pero una vez expuestos los fundamentos del pensamiento neoconservador expresaban aprobación.
 
No obstante, los musulmanes suníes moderados que intentaban relatar el resultado plausible de las elecciones constitucionales iraquíes a los medios y gobiernos occidentales fueron ignorados. En su lugar, numerosos reporteros de los principales medios aplicaron la táctica que han practicado desde la era sandinista en Nicaragua: encontrar inconformistas anónimos marginales y radicales y presentar sus clichés como la voz de todos los suníes iraquíes.
 
Notorios e incorregibles ejemplos de la dialéctica estalinista en los principales medios continúan dándose incluso después de las elecciones. El Guardian londinense publicaba el 16 de octubre una "ensalada de noticias", aliñada y revuelta con aceite y vinagre; una secuencia de párrafos en la que se intentaba perpetuar la cuestión suní como el único punto de interés en Irak. Intentaba retratar el voto suní en favor de la Constitución como una contribución a un incremento de la violencia en Irak. El argumento, tan retorcido como un ejercicio tántrico de yoga, venía a decir: los suníes votaron, pero contra la Constitución (en realidad, apenas unos cuantos votaron así); aunque votaron en un proceso de aceptación de la Constitución, no la aceptarán; presuntamente, todos los suníes se sienten agraviados por el reparto de los beneficios del petróleo… y bla, bla, bla. Una "ensalada de noticias" es el equivalente periodístico a una "ensalada de letras": según el diccionario, "un revuelto de un discurso extremadamente incoherente que se observa en ocasiones en la esquizofrenia".
 
El patrón no es muy distinto del de las chorradas que se divulgaban sobre Nicaragua, que se suponía iba a votar a favor del sandinismo en 1990 pero no lo hizo, o sobre Milosevic y sus saqueadores serbios, que presuntamente lucharían hasta el final si las fuerzas de la OTAN plantaban cara, pero que tampoco lo hicieron, o sobre las mujeres saudíes, que presuntamente están contentas de no conducir coches pero que no lo están.
 
Por lo que hace a la utopía saudí/wahabí, el reino del sur de Irak aún alberga centenares de clérigos que incitan a la violencia en el extremo norte de la frontera. Los sermones de estos clérigos se cuelgan a diario en páginas web. Algunos de ellos son hechos públicos por disidentes saudíes radicados en Occidente. Pero principalmente son ignorados por los principales medios.
 
Por decirlo más claro, ¿durante cuánto tiempo más va a continuar la devoción a la desinformación por parte de los medios de primera línea? ¿Se va a pedir cuentas alguna vez a los "periodistas" de los principales medios por sus constantes malinterpretaciones?
 
Al tratar con el proceso constitucional en Irak y con otros muchos aspectos de la presente crisis global, los reporteros y comentaristas occidentales deberían moderar sus tendencias a las predicciones complejas, especialmente cuando saben tan poco acerca de la religión y la cultura de la que tratan. El Islam y el mundo islámico son mucho más simples de lo que creen:
 
– Los musulmanes tienen valores de clase media. Incluso los que son refugiados debido a las guerras y el terror sostienen tales posiciones.
–  Aquellos que están frustrados en sus ambiciones de clase media, en países tales como Egipto, Arabia Saudí o Pakistán, pueden recurrir al fundamentalismo.
– La mayor parte, sin embargo, repudiará el extremismo en interés de la seguridad personal, que resulta que es un principio fundamental del gobierno islámico.
 
Éstas son las lecciones de los comicios constitucionales iraquíes. Ahora hagamos que algunos reporteros y comentaristas dejen a un lado sus prejuicios y comiencen por asuntos simples, y que aprendan lo que puedan de ellos. Los resultados no serían noticia para los musulmanes, pero podrían ser material de Premio Pulitzer en Occidente.
 
 
Stephen Schwartz (Suleiman Ahmed Schwartz), musulmán sufí, fundó y dirige el Centro para el Pluralismo Islámico de Washington, la principal institución musulmana moderada del mundo. Autor de Las dos caras del Islam, es columnista de varios medios, entre los que se cuenta The Weekly Standard.
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