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ORIENTE MEDIO

El viraje escandaloso de Al Hurra TV

Profundamente conmocionada por los atentados del 11 de Septiembre, la sociedad norteamericana se interrogó acerca del motivo por el cual era tan odiada en el Medio Oriente. Una de las conclusiones a que arribó fue que los árabes y los musulmanes estaban contaminados por la propaganda difamatoria que emanaba diariamente de los periódicos que leían, las radios que escuchaban y las televisiones que veían.

Profundamente conmocionada por los atentados del 11 de Septiembre, la sociedad norteamericana se interrogó acerca del motivo por el cual era tan odiada en el Medio Oriente. Una de las conclusiones a que arribó fue que los árabes y los musulmanes estaban contaminados por la propaganda difamatoria que emanaba diariamente de los periódicos que leían, las radios que escuchaban y las televisiones que veían.
Los medios de comunicación mesoorientales estaban tan plagados de teorías conspirativas antiamericanas, y tan saturados de sentimientos visceralmente hostiles a USA, que una manera de revertir esa negativa impresión pasaba por brindar a las audiencias árabes la posibilidad de ver y oír noticias y reflexiones sostenidamente divergentes de las postuladas por el consenso periodístico de la región.
 
Con tal propósito, el Gobierno estadounidense creó, en febrero de 2004, el canal de televisión por satélite Al Hurra (La Libre), que emitiría en árabe y dispondría de un presupuesto anual de 70 millones de dólares. Al Hurra denunciaría las violaciones a los derechos humanos perpetradas en la región, expondría los casos de corrupción registrados en el mundo árabe, promovería la paz, apoyaría la democracia y contrarrestaría las distorsiones antiamericanas.
 
Y eso fue lo que estuvo haciendo hasta noviembre de 2006, cuando Mouafac Harb, un musulmán originario del Líbano, fue reemplazado en la dirección por Larry Register, un norteamericano que provenía de la CNN. Desde entonces, Al Hurra ha dado un giro de 180 grados: por más increíble que parezca, ha adoptado un sesgo visiblemente proislamista y antiamericano. Tan radical ha sido el cambio, que dos congresistas (un republicano de Indiana y un demócrata de la Florida) han instado a la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, a abrir una investigación al respecto. Tan radical, que un parlamentario iraní laico y reformista, Mithal al Alusi, ha llegado a decir: "Hasta ahora, estábamos muy felices con Al Hurra... Pero ya no".
 
La gota que colmó el vaso de la tolerancia a la autoflagelación del Sr. Register (tan típica, por cierto, de los periodistas progresistas de la CNN) fue la cobertura completa y en directo, durante más de 70 minutos, de un virulento discurso del líder del Hezbolá, Hasán Nasrala, a la que siguió una crítica de un oficial libanés al jefe terrorista por no haberse mostrado lo suficientemente antiisraelí y antiamericano...
 
A juicio de Joel Mowbray, el periodista que denunció todo este asunto originalmente, la nueva política editorial de la cadena consiste en ofrecer una cobertura amigable a los terroristas de Al Qaeda y Hamás, cuyas exageraciones, falsedades o difamaciones rara vez son cuestionadas. Veamos unos cuantos ejemplos.
 
– El pasado 9 de febrero los palestinos protestaron violentamente contra unas obras que se estaban llevando a cabo en Jerusalén, por orden de la alcaldía, para mejorar la seguridad en el Monte del Templo. Al Hurra hizo una cobertura especial, de casi dos horas, que superaba en extensión a la llevada a cabo por Al Yazira. Asimismo, se aseguró de que Ikrima Sabri, imán de la mezquita de Al Aqsa y ex muftí de Jerusalén (designado oportunamente por Yaser Arafat), tuviera la oportunidad de acusar a Israel de atacar con bombas y armas ligeras la mezquita y de prohibir a los servicios médicos que accedieran al lugar para socorrer a los heridos.
 
– El 12 de diciembre de 2006 Al Hurra dio cuenta de la conferencia negacionista del Holocausto celebrada en Teherán y dio cancha a gentes como el norteamericano David Duke y el francés Robert Faurrison, que propagaron sus mentiras sin que fueran interpelados por el corresponsal de la cadena, que se limitó a describirlos como "defensores del Holocausto". Atrás quedaban los tiempos de Mouafac Harb, cuando Al Hurra se hacía eco del 60º aniversario de la liberación de Auschwitz y entrevistaba a Elie Wiesel, acontecimiento verdaderamente extraordinario en el panorama informativo en lengua árabe.
 
– El pasado 20 de enero Al Hurra emitió un especial sobre Neturei Karta, un grupo marginal de judíos ultraortodoxos antisionistas. Los de Neturei participaron en la conferencia negacionista de Teherán. Los de Neturei han declarado, ante las cámaras de Al Hurra y el silencio de sus entrevistadores, que "los sionistas" incendian sus sinagogas. En Al Hurra se ha llegado a decir que Naturei cuenta con un millón de seguidores, cuando la web del propio grupo habla de apenas unos millares.
 
Podríamos seguir, pero creo que con estos ejemplos basta. 
 
He aquí la historia de un canal que fue creado para ejercer de contrapeso a la propaganda antioccidental de Al Yazira y Al Arabiya y que ha terminado por competir con éstas en la promoción del antioccidentalismo. Por establecer comparaciones, imagínese que Radio Free Europe se hubiera dedicado en plena guerra fría a ofrecer una cobertura benigna sobre la Unión Soviética, o que, en plena Guerra Mundial, la BBC hubiera permitido a los nazis servirse de sus antenas para lanzar críticas contra Churchill.
 
Como decía recientemente un editorial del Wall Street Journal, Al Hurra puede ser una herramienta muy útil en la batalla de las ideas, tan importante en la guerra contra el extremismo islámico. Pero si va a ser otro puntal de la propaganda antiamericana, ¿para qué la necesitamos?
 
 
JULIÁN SCHVINDLERMAN, analista político argentino.
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