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ISRAEL

El lado oscuro de las Flotillas de la Libertad

"Si vas al supermercado hay productos, hay restaurantes y una playa muy agradable (...) No hay crisis humanitaria en Gaza". Son declaraciones de Mathilde Redmatn, directora de la Cruz Roja en la Franja. Las declaraciones de Redmatn confirman lo que vienen afirmando desde hace tiempo varias fuentes israelíes.


	"Si vas al supermercado hay productos, hay restaurantes y una playa muy agradable (...) No hay crisis humanitaria en Gaza". Son declaraciones de Mathilde Redmatn, directora de la Cruz Roja en la Franja. Las declaraciones de Redmatn confirman lo que vienen afirmando desde hace tiempo varias fuentes israelíes.

El discurso de los organizadores de las Flotillas de la Libertad, disfrazado de humanitario, pregona que Gaza vive una permanente crisis humanitaria, que es "una cárcel a cielo abierto". Hamás y organizaciones como la IHH (Insani Yardim Bakfi, o Fondo para la Ayuda Humanitaria) son sus diseminadores. Estos grupos apoyan la campaña de boicot y sanciones contra Israel y sientan las bases del movimiento antisionista contemporáneo.

Las Flotillas de la Libertad son acciones coordinadas, multitudinarias y costosas cuyo objetivo consiste en deslegitimar a Israel y el bloqueo que sostiene sobre la Franja. Para conseguirlo, fomentan la demonización del Estado judío, cuyo derecho a existir cuestionan; rechazan todas sus políticas en relación a los palestinos e incentivan el boicot a sus productos.

Pero Israel está muy lejos de ser ese Estado villano en el que pretenden convertirlo sus enemigos. El bloqueo sobre Gaza lo instauró después de que Hamás lanzara miles de cohetes contra su territorio. Desde que el Ejército israelí se retiró de la Franja, en 2005, Hamás y otros grupos terroristas han lanzado más de 10.000 misiles contra Israel. Desde el punto de vista del Derecho Internacional, éstos deben ser considerados crímenes contra la humanidad, ya que son ataques deliberados a civiles.

Por otra parte, Israel ha cumplido sus responsabilidades legales derivadas de la instauración del bloqueo. Las cifras oficiales de Jerusalén cifran los envíos semanales de ayuda humanitaria a la Franja en torno a las 15.000 toneladas (alimentos, medicinas, ropa, etc.). Los productos llegan a la Franja a través de varios pasos fronterizos supervisados por el Ejército israelí o por el Ejército egipcio –aunque El Cairo ha declarado que abrirá permanentemente su frontera–. La función de los controles tiene por objeto impedir el paso de armamento y de productos susceptibles de ser utilizados para fabricar armas.

Ilegalidad de las flotillas

Las flotillas son una expresión de la internacionalización del movimiento antisionista. Están rodeadas de una atmósfera pseudointelectual, revolucionaria y antisistema a la que se da tremenda publicidad en varios países. Algunas de las estrellas españolas del espectáculo más reconocidas, como el Gran Wyoming, no han tenido reparos en prestar su imagen a la Flotilla de la Libertad II y acusar a Israel de cometer crímenes contra la humanidad. Esta propaganda no dice palabra alguna sobre los abusos cometidos por Hamás contra su propia población, a la que utiliza como escudo humano. Tampoco menciona los ataques de ese grupo terrorista contra civiles israelíes, ni que entre los miembros de la Flotilla de la Libertad I había decenas de elementos fundamentalistas islámicos fuertemente armados, culpables del derramamiento de sangre en el barco Mavi Marmara en mayo de 2010, incidente que provocó el enfriamiento de las relaciones entre Israel y Turquía.

La Flotilla de la Libertad II está, como su predecesora, patrocinada por la IHH. Aun así, aunque la IHH ha sido acusada de financiar actividades terroristas y algunos de sus miembros han sido condenados a prisión, numerosas organizaciones y estrellas del espectáculo han prestado a esta nueva maniobra antiisraelí su apoyo incondicional.

La ayuda que transportan las flotillas puede ser entregada a Gaza a través de los canales autorizados para tal efecto. De hecho, antes del incidente del Mavi Marmara, el Ministerio de Exteriores israelí envió varios comunicados a los organizadores de la Flotilla de la Libertad I en los que les garantizaba la entrega de la ayuda humanitaria en Gaza y les invitaba a desistir de sus planes de romper el bloqueo. Los organizadores rechazaron toda comunicación.

El contexto demuestra que el objetivo de las flotillas no es humanitario, como afirman falsamente sus promotores, sino político. No se trata de llevar ayuda humanitaria a Gaza, sino de romper el bloqueo. Por esa razón, los milicianos forzaron la confrontación armada con la Marina israelí en 2010.

Hay que incidir en que el bloqueo sobre la Franja está justificado y avalado por la legalidad internacional. En el pasado reciente, barcos cargados de armamento procedentes de países como Irán y con destino Gaza han sido interceptados por la Marina israelí. De no existir el bloqueo contra Hamás, quizá esta organización ya habría adquirido una capacidad armamentística comparable a la de Hezbolá en el sur del Líbano. Esta milicia, controlada por Irán y Siria, domina una parte del País del Cedro y tiene capacidad para bombardear ciudades como Tel Aviv. En cuanto a Hamás, en su carta fundacional exige la destrucción del Estado de Israel; por éste y otros motivos está catalogada como organización terrorista por EEUU y la Unión Europea.

Bloqueo legal

Según los principios de Helsinki sobre la Ley Marítima, para que un bloqueo sea válido la nación que lo ejerce debe declararlo y notificar su puesta en práctica a todos los Estados beligerantes o neutrales. Israel ha declarado y notificado en consecuencia. Los ataques de Hamás contra civiles son considerados actos de guerra, lo que justifica el bloqueo israelí –por no hablar de la intención explícita de la organización terrorista de destruir el Estado judío–. Las naves –incluso las que naveguen bajo bandera de países neutrales– que intencionalmente pretendan romper un bloqueo legal pueden ser detenidas y capturadas. Antes de atacar, el país que ejerce el bloqueo debe advertir a las embarcaciones que traten de romperlo; si éstas persisten en sus intenciones, el Derecho Internacional autoriza al país bloqueador a lanzar un ataque.

Cuando la Flotilla de la Libertad I, barcos como el Mavi Marmara no sólo intentaron romper el bloqueo y se negaron a ser inspeccionados o desviados a otro puerto, sino que algunos de sus tripulantes –entre ellos terroristas de Hamás fuertemente armados– atacaron a las autoridades israelíes que abordaron el barco, lo que provocó una matanza. La Marina israelí tenía órdenes de no utilizar fuego real a menos que las vidas de los marinos se viesen amenazadas, lo que ocurrió apenas abordaron la nave. Israel no atacó a la Flotilla de la Libertad I, sino que abordó los barcos y contraatacó a los terroristas que agredieron a sus marinos.

La corresponsabilidad de Turquía

Israel solicitó pública y oficialmente a Turquía que impidiera a las naves de la Flotilla de la Libertad II zarpar rumbo a Gaza desde su territorio, pero Ankara replicó que no podía controlar iniciativas civiles como esa.

Turquía alberga la oficina principal de IHH, organización con vínculos con organizaciones terroristas en varios países del mundo. Recientemente, Ankara se ha mostrado dispuesta a alojar en su territorio oficinas talibanes. Tras el incidente del Mavi Marmara, en el que murieron ciudadanos turcos, una popular serie de televisión turca emitió episodios en los que el protagonista principal llevaba a cabo misiones contra las autoridades israelíes y apoyaba a la Flotilla de la Libertad I.

Desde el referido incidente, las relaciones diplomáticas entre Turquía e Israel se han deteriorado notablemente. Sobre todo Ankara ha sido reacia al diálogo. La tensión entre ambos países se reflejó también durante un foro internacional en el que el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, acusó a Israel en presencia de su presidente, Simón Peres, de ser un país que perpetraba asesinatos.

Respecto a las Flotillas de la Libertad, muchos medios de comunicación no mencionan que Turquía ha infringido la legislación internacional al permitir que éstas zarpen desde sus costas. "El Estado que tiene conciencia de que un individuo tiene la intención de cometer un delito contra otro Estado, o contra uno de sus nacionales, y no lo impide, o el que da protección al delincuente por su negación de extraditarlo o castigarlo, se convierte en cómplice de su crimen, establece un nexo de solidaridad, una aprobación tácita del acto: la responsabilidad del Estado nace de tal relación", escribe el experto en Derecho Internacional Max Sorensen. Turquía conoce de antemano que la intención de la Flotilla de la Libertad II consiste en romper un bloqueo legal, y que se trata de una operación que podría poner en peligro las vidas de los implicados, como ocurrió el año pasado; sobre todo, si hubiera a bordo elementos terroristas, en cuyo caso Ankara habría de prestar su colaboración a Israel.

En opinión de muchos, el Estado turco es cómplice de las Flotillas de la Libertad, que son, a fin de cuentas, actividades que violan la legislación internacional y ponen en peligro vidas inocentes. Por cierto, la Unión Europea ha emitido un comunicado en el que dice que las flotillas "no son la solución" al conflicto en Medio Oriente.

En España se celebran numerosos actos públicos y conciertos con el objetivo de recaudar dinero para la Flotilla de la Libertad II. Si estos actos tuvieran como finalidad comprar ayuda humanitaria, la situación sería distinta; pero como los fondos van a parar a unas organizaciones que apoyan abiertamente a grupos terroristas, la colaboración entre unos y otros siembra dudas sobre la legalidad de las actividades de las organizaciones afincadas en España. La situación es aún peor cuando hay partidos políticos –por ejemplo, Izquierda Unida– o dinero público de por medio. El Gobierno de España ha emitido recientemente un comunicado en el que desaprueba la Flotilla de la Libertad II.

El debate está servido. En un momento crítico como éste que vivimos, los tentáculos de los fundamentalistas logran extenderse más allá del mundo islámico y Turquía continúa jugando a dos bandas. La situación en el Medio Oriente experimenta una espiral ascendente de inestabilidad. A ver en qué para todo este show de la Flotilla de la Libertad II.

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