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ARGENTINA

De Kirchner a Moyano

Al asumir Kirchner, el modelo K descansaba en un dólar caro y en un fortísimo viento de cola que disimuló la destrucción derivada de un sistema cada vez más intervencionista, o sea, cada vez más coactivo.


	Al asumir Kirchner, el modelo K descansaba en un dólar caro y en un fortísimo viento de cola que disimuló la destrucción derivada de un sistema cada vez más intervencionista, o sea, cada vez más coactivo.
Los Kirchner.

Nunca conoceremos el nivel de destrucción, pero el impresionante aumento en el precio de las commodities da una idea de lo que pudo haber sido el crecimiento real.

Se dieron dos superávit gemelos: el comercial (por la subida de las exportaciones y la sustitución de importaciones) y el fiscal, basados ambos en un crecimiento que no era sino un aumento circunstancial de caja. El dólar caro, además, implicaba salarios baratos en dicha moneda, lo que permitió reutilizar la capacidad ociosa en las empresas. Así, hasta 2007 se creció a tasas, algo dibujadas, de casi el 9%. Pero el caso es que no se experimentaron mejoras significativas ni en la reducción de la pobreza –que es lo primero que se produce cuando el crecimiento es genuino– ni en el desarrollo de la infraestructura.

Si el crecimiento hubiera sido genuino, el promedio de los argentinos habría visto mejorar su situación. Pero el caso es que en términos de alimentación están igual o peor, y que la vivienda les resulta ahora mucho más cara. Desde los 80 hasta el 2001, el valor del metro cuadrado promediaba el de un salario mensual; hoy equivale a 1,5 sueldos. En cuanto a los préstamos, son cada vez más inaccesibles: la tasa nominal anual pasó del 9% de 2001 al 16% de la actualidad.

Ocurrió que las inversiones no fueron suficientes. Según la Cepal, desde 2003 la inversión extranjera directa creció un 17%, frente al aumento del 160% registrado en Brasil. Por lo que hace a la descomunal emisión de moneda, no encontró contrapartida en el aumento de la oferta de bienes y la inflación se desbocó. El aumento del IPC, que rondaba el 5%, a partir de 2007 comenzó a dispararse, hasta llegar al 26% en 2010. Así las cosas, el dólar, anclado en pesos, volvió a ser barato. Durante la primera etapa K, el tipo de cambio real multilateral (peso contra canasta de monedas de los socios comerciales) era un 130% más competitivo que el de la convertibilidad. Hoy, la relación peso-dólar está cerca del 1 a 1 de Cavallo.

Gracias a la devaluación, en 2002 los salarios en dólares estaban un 30% por debajo de los niveles de la convertibilidad. Ahora, con la excusa de la inflación, los gremios están imponiendo el modelo M, por Moyano, el hombre fuerte de los sindicatos. El caso más sintomático es el de los choferes de larga distancia, que en promedio cobran unos 12.000 pesos. Considerando que el 50% de los costos se deben a la mano de obra, en los últimos dos años las tarifas subieron un 40%. Hoy, la carga marítima desde China tiene un costo aproximado de 210 dólares por tonelada, mientras que por las rutas moyanistas (argentinas) la tarifa promedio es de 0,14 dólares por kilómetro y tonelada. Entonces, a partir de los 1.500 kilómetros... ¡es más económico transportar desde China! El 80% de los productos argentinos se transporta en camiones.

Con el aumento de costos y de la presión impositiva (nacional y provincial), que subió 12 puntos en los últimos 10 años (ubicándose, en 2010, en la cifra récord de 32% del PIB), la rentabilidad de las empresas empezó a caer y, con el dólar barato, comenzó la avalancha de importaciones. Los superávit gemelos bajan. Excluidos los ingresos extraordinarios, el resultado financiero de 2010 es un déficit de 18.000 millones de pesos. El superávit comercial de 2010 fue un 30% inferior al de 2009, y en 2011 podría caer un 20%.

Para paliar estas caídas se optó por reforzar el proteccionismo y la coacción (la destrucción), lo que llevará a un mayor aumento de los precios y de la ineficiencia en general, a una caída general de la producción de bienes y servicios y a un IPC aún más alto.

 

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