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ARGENTINA

Cristina se echa al monte

Ninguna verdad tan verdadera como esa de que la cabra siempre tira al monte. Podrá parecer que no, debido a circunstancias puntuales, pero olvídense, tarde o temprano toma el rumbo del verde. Y por si alguien lo dudaba, ahí tienen a Cristina Kirchner volviendo a las ideas desfasadas y repulsivas de la montonera.


	Ninguna verdad tan verdadera como esa de que la cabra siempre tira al monte. Podrá parecer que no, debido a circunstancias puntuales, pero olvídense, tarde o temprano toma el rumbo del verde. Y por si alguien lo dudaba, ahí tienen a Cristina Kirchner volviendo a las ideas desfasadas y repulsivas de la montonera.

Acaba de expropiar el 51% de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, dejándole a Repsol apenas un 6% del 57 que poseía. Por lo que, para empezar, se trata de una expolio discriminador contra la empresa española.

Oficialmente, doña Cristina y su marido el expresidente Néstor negaron su pertenencia a la banda terrorista Montoneros, pero muchos testimonios e indicios los desmienten. Desde luego, ellos no eran de los que ponían bombas o secuestraban; ellos eran abogados, y cuando la candela que daba el ejército a la guerrilla urbana se ponía al rojo vivo se mudaban a sitios más apacibles para ejercer la abogacía y la política.

Lo divertido de la historia es que cuando, en los años 90, Carlos Menem –también peronista, aunque de derecha– desnacionalizó la industria petrolera, allí estaban Cristina y Néstor aplaudiendo. Por donde se revela que las cabras, aparte de tirar al monte, son vulgares oportunistas.

Ahora Cristina afirma que ella no es una patotera y que el error estuvo en la desnacionalización que llevó a cabo Menem. No es cierto. Manejada por el Estado, YPF fue un desastre; y volverá a serlo. Igual desastre causó Chávez en PdVSA. Y si la extracción de petróleo y gas natural ha disminuido en Argentina en los últimos tiempos se debe al agotamiento de los recursos, no a malvados designios de Repsol.

Pero en noviembre pasado en la provincia de Neuquén se descubrió un yacimiento de esquistos bituminosos, el de Vaca Muerta, que hizo saltar de golpe los estimados de petróleo argentino en reserva de unos 900 millones de barriles a 22,5 billones. Algo sensacional que selló la suerte de Repsol. A Cristina se le abrieron los ojos y el apetito, y tras unos meses de amenazas e infundios para que disminuyera el valor de las acciones de YPF –y pagar menos por ellas– llegó esta embestida, que a pocos ha sorprendido.

Cristina había visto cómo disminuían las reservas de divisas debido a las importaciones de petróleo y gas, lo que dejaba menos para los programas populistas que tanto la ayudaron a mantenerse en el poder. Vaca Muerta puede ser su salvación, aunque explotar la riqueza que encierra demandará inversiones gigantescas que ni ella sabe de dónde va a sacar.

De momento, lo único claro es que las cabras no han cambiado de naturaleza: siguen tirando al monte.

 

firmaspress.com

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