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ESTADOS UNIDOS

¿'Convención negociada' en el Partido Republicano?

Ninguno de los siete precandidatos presidenciales del Partido Republicano satisface del todo el gusto de los conservadores y los moderados, por eso se ha empezado a hablar abiertamente de una convención negociada, en la cual el aspirante a la Casa Blanca es elegido tras intensas y no siempre amables deliberaciones.


	Ninguno de los siete precandidatos presidenciales del Partido Republicano satisface del todo el gusto de los conservadores y los moderados, por eso se ha empezado a hablar abiertamente de una convención negociada, en la cual el aspirante a la Casa Blanca es elegido tras intensas y no siempre amables deliberaciones.

Tanto los republicanos como los demócratas han elegido de esta manera a personajes que luego han sido considerados de los mejores presidentes de la historia de EEUU; por ejemplo, Abraham Lincoln (1860) y Franklin Delano Roosevelt (1932).

Quizá lo de convención negociada no sea el mejor nombre, pero el original inglés –brokered convention– tampoco define en forma precisa ese apasionante evento. Se trata de un proceso áspero que puede durar varios días.

La posibilidad de que asistamos a una convención de este tipo es mayor este año, debido a las nuevas reglas que han aprobado los republicanos. Según éstas, los aspirantes reciben un número de delegados proporcional a los votos que hayan obtenido en cada elección primaria, la primera de las cuales tendrá lugar en Iowa a principios del mes que viene. Antes, el candidato vencedor se quedaba con todos los delegados de cada territorio; la fórmula de la proporcionalidad hará más difícil a los aspirantes asegurarse una mayoría de delegados.

Es muy posible que tras las primeras cuatro votaciones –en Iowa, New Hampshire, Carolina del Sur y Florida– los aspirantes más rezagados opten por retirarse, pero es posible que a la Convención Nacional acudan tres o cuatro.

Al mismo tiempo, vuelven a surgir nombres más del gusto de quienes piensan que los que están actualmente en la carrera no son auténticos conservadores o no podrán derrotar a Barack Obama.

El descontento es especialmente fuerte entre los millones de simpatizantes del Tea Party, que constituyen un ala poderosa dentro del Partido Republicano. Entre los nombres mencionados están los siguientes:

– Sarah Palin, la excandidata a la vicepresidencia, que sorprendió y entristeció a millones de norteamericanos (y alegró a otros tantos) cuando anunció que no competiría en las primarias. La exgobernadora de Alaska sigue teniendo gran influjo entre los conservadores; de hecho, es de facto la jefa del Tea Party.

– Mitch Daniels, el gobernador de Indiana. De probada experiencia política y económica, la élite del partido le presionó bastante para que se presentara, pero declinó la oferta. No despierta demasiado entusiasmo entre los votantes.

– Chris Christie, el gobernador de Nueva Jersey. Franco y directo al hablar, el establishment conservador le imploró que lanzara su candidatura, pero se negó, y desde entonces el entusiasmo por su persona parece haber decaído.

– Mike Huckabee, candidato presidencial en 2008 y exgobernador de Arkansas. Esta vez coqueteó con la candidatura, pero al final desistió. Como Sarah Palin, disfruta de un fuerte apoyo entre los conservadores evangélicos.

– Marco Rubio, el joven y carismático senador por Florida, de ascendencia cubana. Su rápido ascenso en la política nacional se ha visto relativamente perjudicado por errores propios. Se le menciona constantemente como candidato ideal a la vicepresidencia.

– Jeb Bush, el hermano del expresidente George W. Bush. Hizo un buen trabajo como gobernador de Florida. Una de sus ventajas es que podría atraer el voto de los latinos: está casado con la mexicana Columba Garnica, quien desarrolla una encomiable labor social. Su mayor desventaja, al menos por ahora, es su apellido.

William Kristol, el influyente editor de la revista The Weekly Standard, fue uno de los primeros en escribir sobre la posibilidad de un nuevo candidato, y hace algunos días afirmó que sería algo "excitante". Algo imprevisto. Algo que pondrá de los nervios a muchos. Algo que no ha pasado en mucho tiempo. Algo que "podría ser bueno para el Partido Republicano".

Pero también podría ser mero wishful thinking. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos.

 

© Diario de América

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