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ORIENTE MEDIO

Bush se ha cargado la Doctrina Bush

La Doctrina Bush, nacida el 20 de septiembre de 2001, cuando el actual inquilino de la Casa Blanca lanzó esta advertencia a los patrocinadores de la violencia yihadista: "O estáis con nosotros o estáis con los terroristas", ha muerto. El anuncio de su fallecimiento se produjo el pasado día 11, y corrió a cargo de Condoleezza Rice.

La Doctrina Bush, nacida el 20 de septiembre de 2001, cuando el actual inquilino de la Casa Blanca lanzó esta advertencia a los patrocinadores de la violencia yihadista: "O estáis con nosotros o estáis con los terroristas", ha muerto. El anuncio de su fallecimiento se produjo el pasado día 11, y corrió a cargo de Condoleezza Rice.
Condoleezza Rice.
La secretaria de Estado se encontraba con el presidente Bush y un grupo de periodistas a bordo del Air Force One, en ruta hacia Kuwait. En un momento dado, la señora Rice explicó a los reporteros por qué Washington se había desembarazado de lo que hasta entonces consideraba condición sine qua non para dar su apoyo a la creación de un Estado palestino: que el terrorismo palestino tocara a su fin. Las palabras que pronunció entonces la señora Rice, de las cuales se hizo eco el Washington Times, llaman poderosamente la atención tanto por su ingenuidad como por la ceguera moral que revelan:
La Hoja de Ruta hacia la paz, concebida por Bush en 2002, se había convertido en un obstáculo para el proceso de paz porque el primer requisito era que los palestinos interrumpieran los ataques terroristas. Así las cosas, cada vez que se producía un atentado, el proceso se venía abajo y había que volver a la casilla de salida. Las partes no llegaron a tocar uno solo de los "asuntos primordiales": la congelación de los asentamientos israelíes en la Margen Occidental, el derecho de retorno de los refugiados palestinos, el trazado de las fronteras israelíes y el futuro de Jerusalén.
 
La razón de que no hayamos sido capaces de avanzar en el proceso de paz durante un buen número de años reside en que estábamos atascados en la secuencialidad de la Hoja de Ruta. Había que completar la primera fase antes de pasar a la tercera, la de las negociaciones sobre el estatus final (...) [Lo que hizo la Conferencia de Annapolis fue] romper esa secuencialidad tan estricta (...) No quieres que la gente se demore en la cuestión de los asentamientos o en el hecho de que los palestinos no hayan sido capaces en modo alguno de vérselas con la infraestructura del terror...
Total, que hemos pasado de tener un presidente que decía que el Estado palestino "jamás se creará mediante el empleo del terror" a otro –y es el mismo– que insiste en que el Estado palestino ha de echar a andar con independencia de que haya terror o no lo haya. Antes, la Administración Bush defendía la Hoja de Ruta, cuyo requisito primero y principal era que los palestinos declarasen "inequívocamente" el fin de la violencia y el terrorismo y pusiesen fin a "toda incitación oficial contra Israel". Ahora, la Administración Bush dice que el terrorismo y la incitación de los palestinos no son cosas por las que quepa demorarse.
 
¿Adónde ha ido a parar la claridad moral que informaba la visión del mundo del presidente tras los ataques del Once de Septiembre? ¿Qué se ha hecho de la convicción subyacente a la Doctrina Bush, ésa que abogaba por que los terroristas fueran anatemizados y derrotados y por que los cenagales en que chapotean fueran drenados y saneados?
 
George W. Bush.El apoyo de Bush a la creación de un Estado palestino jamás fue una decisión acertada(difícilmente pueda encontrarse una sociedad menos preparada para ello), pero por lo menos antes dejaba claro que el apoyo americano tenía un precio. "Estados Unidos no apoyará la creación de un Estado palestino hasta que sus líderes no emprendan una lucha constante contra los terroristas y desmantelen sus infraestructuras", declaró el presidente en su célebre discurso de junio de 2002; y dos años más tarde remitió una carta a Ariel Sharon en la que podía leerse: "La dirigencia palestina debe actuar decisivamente contra el terror, lo cual incluye la realización continua de operaciones encaminadas a poner fin al terrorismo y desmantelar sus infraestructuras".
 
Pues bien, Washington ha optado por arrumbar dicha estrategia y reemplazarla por otra menos centrada en la consecución de la paz que en el mantenimiento de un "proceso de paz". Desde luego, es difícil, como afirma Rice, "avanzar en el proceso de paz" cuando la Autoridad Palestina ensalza a los terroristas suicidas y respalda la idea de la erradicación del Estado judío. Si la Doctrina Bush –"con nosotros o con los terroristas"– siguiera vigente, el proceso podría aparcarse en cuanto los palestinos dejaran claro que no tienen la menor intención de rechazar la violencia ni de aceptar la existencia de Israel. La Administración podría entonces tratar a los palestinos como parias, dejarles sin asistencia alguna e impedirles avanzar hacia la estatalidad mientras persistieran en fomentar el terrorismo. Pero el caso es que la Doctrina Bush no sigue vigente, ha muerto.
 
En su afán por ganarse el respaldo árabe a su política iraní, y quizá porque anhela dejar un "legado" histórico, la Administración se ha olvidado del "o con nosotros o con los terroristas" y está dispuesta a conceder la estatalidad a un régimen que respalda inequívocamente a los terroristas. "Francamente, ha llegado la hora de establecer un Estado palestino", ha dicho Rice.
 
Cuando sucedió a Clinton, Bush se mostró decidido a no caer en los mismos errores que el demócrata en lo relacionado con Oriente Medio. Y su determinación no hizo sino ganar enteros a raíz de los atentados del Once de Septiembre. No obstante, también Bush ha sucumbido a esa suerte de mesianismo que lleva a los presidentes norteamericanos a creer que pueden resolver el conflicto árabe-israelí.
 
El legado de Clinton fue la segunda intifada, que bañó en sangre la región. ¿A qué otro infierno nos conducirá la nueva política de su sucesor en la Casa Blanca?
 
 
JEFF JACOBY, columnista del Boston Globe.
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