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ESTADOS UNIDOS

Bobby Jindal, ¿la gran esperanza republicana?

Aún no han pasado los primeros cien días de gobierno de Barack Obama y ya empiezan a aparecer artículos sobre los mejores colocados en el Partido Republicano para encabezar la candidatura que deberá enfrentársele en 2012. Un poco prematuro, aunque las exigencias del periodismo y el desencanto entre las filas republicanas puedan explicar estas precoces cábalas.

Aún no han pasado los primeros cien días de gobierno de Barack Obama y ya empiezan a aparecer artículos sobre los mejores colocados en el Partido Republicano para encabezar la candidatura que deberá enfrentársele en 2012. Un poco prematuro, aunque las exigencias del periodismo y el desencanto entre las filas republicanas puedan explicar estas precoces cábalas.
Uno de los políticos en quien se ha centrado la atención es el exitoso gobernador de Louisiana, Bobby Jindal, en quien muchos ven una esperanza de renovación del Partido Republicano a partir de la recuperación de un discurso a la vez netamente conservador y cercano a los problemas concretos de la gente. Jindal, además, podría ser el anti Obama, pues su piel, también oscura, y su edad, 37 años, le capacitan para luchar en esa dudosa competición cronológica. Estos rasgos (diversidad racial y juventud) fueron, sin lugar a dudas, considerados por el Comité Nacional Republicano a la hora de encargar a Jindal la réplica al primer discurso de Obama ante el Congreso.

Pero Jindal, nacido en Barton Rouge, es mucho más que un hijo de inmigrantes indios. Estudió en Brown University una doble major en Biología y Políticas Públicas antes de irse a la Universidad de Oxford para obtener un máster en Ciencias Políticas. Fue en Brown donde se convirtió al catolicismo, influido en gran medida por los dominicos (encargados de la pastoral universitaria) y su modo de presentar la fe católica como algo consistente y razonable. También destacó como un activista pro-vida, siempre dispuesto para el debate, durante su estancia en la universidad, por lo que no es de extrañar que obtuviera un 100% de voto pro-vida en los informes del Comité Nacional para el Derecho a la Vida durante su estancia en el Congreso de Louisiana. Está casado con otra norteamericana católica de origen indio, Supriya, y es padre de tres hijas.

Bobby Jindal.En 1996, con sólo 25 años, inicia su carrera como servidor público al ser nombrado por el gobernador Mike Foster para dirigir el departamento de Salud y Hospitales de Louisiana. Once años después, y tras el desastre del Katrina, se convirtió en el primer no blanco en hacerse con el gobierno del estado. Ofreció un cambio basado en la honradez y la eficacia. Su predecedor, Edwin Edwards, actualmente cumple una sentencia de 10 años por exigir dinero a un casino a cambio de la licencia para operar.

Como gobernador ha destacado por recuperar la ética en el servicio público. Por lo demás, ha apoyado el cheque escolar, principalmente para permitir que las familias de Nueva Orleans puedan enviar sus hijos a colegios religiosos, al tiempo que ha demostrado una gran capacidad para gestionar la reconstrucción post Katrina. Todo ello explica que su nombre sonara como posible compañero de ticket para McCain y que fuera elegido para dar la réplica a Obama.

Y sin embargo... el discurso de Jindal no fue todo lo electrizante que algunos deseaban para contrarrestar el efecto Obama. El republicano no es mal orador, pero el demócrata es, a estas alturas, difícil de batir en ese terreno. En cambio, donde sí ha demostrado el primero ser superior, por ahora, al segundo es en capacidad de gestión real. El contenido de su discurso fue impecable, y recordó los mejores tiempos del reaganismo. Llamó al trabajo duro para salir de la crisis, aunque en los tiempos que corren el no prometer paquetes de estímulo y gasto desbocado pase por falta de propuestas (de hecho, Jindal ha anunciado que no tiene previsto gastar todo lo que le ha asignado a su estado el plan de Obama, pues no quiere financiar la creación de nuevas burocracias). No obstante, uno no puede dejar de pensar que hay algo de precipitado en lanzar a Jindal a la competición presidencial con cuatro años de antelación.

Bobby Jindal tiene un brillante futuro ante sí, pero no debería quemarse en refriegas prematuras, sino centrarse en la importante reforma que está llevando a cabo en Lousiana, que a buen seguro le aportará credibilidad y seguridad en un futuro próximo. Sería una verdadera lástima que le sucediera lo que a esos canteranos que, por subir demasiado pronto al primer equipo, se queman y acaban sus días deambulando por la segunda división.


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