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AMÉRICA

A la Argentina le faltan dólares

Argentina tiene la preocupante tendencia a entrar en crisis aproximadamente cada 10 años. Lo más extraordinario es que todas las crisis son prácticamente iguales: comienzan con una escasez de dólares, prosiguen con restricciones a la compra de billetes verdes y terminan con devaluaciones catastróficas y aumentos violentos en la tasa de inflación y graves problemas en el pago de las deudas.


	Argentina tiene la preocupante tendencia a entrar en crisis aproximadamente cada 10 años. Lo más extraordinario es que todas las crisis son prácticamente iguales: comienzan con una escasez de dólares, prosiguen con restricciones a la compra de billetes verdes y terminan con devaluaciones catastróficas y aumentos violentos en la tasa de inflación y graves problemas en el pago de las deudas.

Para hacer corta la historia, y por no remontarnos más de treinta años, diremos que Argentina padeció una crisis de este tipo a principios de los 80, otra a principios de los 90 y una tercera en 2001. Ahora, le está volviendo a pasar lo mismo.

Estos problemas le vienen por tres razones: 1) porque sus gobernantes no tienen disciplina en el gasto ni –cuando manejan regímenes monetarios que les permiten hacerlo– en la creación de dinero; 2) porque depende sobremanera de la exportación de productos primarios como la carne, la soya y los minerales, cuyos precios son altamente volátiles; 3) porque sus gobiernos, por razones políticas obvias, siempre se atribuyen los altos niveles de crecimiento y no se preparan para el inevitable golpe derivado de las bajadas en los precios de los productos primarios.

Argentina, que hace unos años presumía de tener una moneda más fuerte que el dólar, está viendo cómo sus reservas de la divisa estadounidense se volatilizan a marchas forzadas: el Banco Central ha perdido 583 millones de dólares en sólo ocho días, y en el mercado negro el billete verde cotiza ya un 15% más caro que en el mercado oficial. Los que creen que las devaluaciones son la solución para cualquier cosa se preguntan por qué Argentina no devalúa ahora, sobre todo teniendo en cuenta que el propio gobierno argentino ha atribuido a las devaluaciones las altas tasas de crecimiento que ha experimentado el país en los últimos años. Pues bien, no lo hace por dos razones: 1) porque el propio gobierno sabe que esas altas tasas de crecimiento no fueron fruto de las devaluaciones, sino del precio de las commodities; 2) porque si devalúa la inflación, que ya ronda el 30% anual, aumentaría sustancialmente, lo que haría que la gente demandase aún más dólares en busca de resguardo, lo que produciría un descenso aún más pronunciado en las reservas de divisas; he aquí un círculo vicioso sin otra salida que una tremenda crisis financiera al estilo argentino.

La crisis está poniendo igualmente de manifiesto otro hecho que los defensores de las monedas locales prefieren ignorar: que la economía argentina está muy dolarizada, a pesar de que la moneda oficial sea el peso. Los bienes raíces –también el precio de los alquileres– están en dólares, precisamente, porque la gente sabe que el gobierno imprime demasiados pesos y que la consecuencia de ello son las devaluaciones. Así las cosas, la falta de dólares ha paralizado no sólo la industria (que los necesita para adquirir materias primas), el comercio y los servicios, también la construcción.

Pareciera que Latinoamérica nunca va a aprender. Lo que está pasando en Argentina está a punto de pasar en Brasil, y pronto pasará en varios países más de la región. Todas esas ideas de que América Latina crecía más porque tenía monedas propias se harán humo. Y es que a América Latina le faltan dólares, así de simple.

 

© El Cato

MANUEL HINDS, exministro de Finanzas de El Salvador.

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